Ojalá hoy no tuviéramos que estar aquí para celebrar nada. Ojalá no fuera necesario un día que conmemorara lo que celebramos hoy, porque eso significaría que la igualdad sería un hecho y que, más que igualdad, habría equidad de verdad. En realidad, en la motivación de este día, no hay ningún aspecto positivo, más allá del noble deseo de decir BASTA YA a la injusticia, a la desigualdad, al acoso, a la violencia o al asesinato de las mujeres.